Me pasó un incidente el Lunes en el paseo de la playa de Gandia; yo por mi carril bici, un poco fuerte, pero pendiente de los que corren por el carril y pasan del paseo a la playa, que muy pocos lo hacen por los pasos de cebra. Y a l que veo a una mujer mayor mirando al norte y no al sur, por donde yo venía, para esquivar a una corredora, y yo venga a avisar, pero es inútil con tanta gente con los auriculares puestos; y eso que yo voy con mi musiquita en las gafas, y a la que pienso que se va a parar, se me echa encima, y nos fundimos en un abrazo tonto. Ella pidiéndome perdón y yo preocupándome por ella, porque un golpe con bici de carretera y discos… pero por suerte se quedo en susto, abrazo y cada uno a su destino con la medio sonrisa de “vaya gilipollez de golpe”. La bici bien, la mujer bien y lo más importante, que yo estoy bien y nos lo hemos tomado como un simple despiste. Pero hay ocasiones que es un niño pequeño, un perro suelto, u otro ciclista pendiente del gps o de mirar a otro lado.
Peor fue el Domingo que bajando el puerto de Beniarrés, en una medio curva, un motero subiendo por el medio de la carretera y yo por mi carril, nos cruzamos a menos de medio metro, y yo a 50, y la moto a su velocidad, me hubiese mandado al multiverso… todo se quedó en un “ será hijoputa” por mi parte, y “puto ciclista” por la suya…