Recién llegado de Málaga, con el hombro aún dolorido del trono y agujetas en sitios que no me acordaba que se podían tener agujetas (dos años de pandemia, tres sin Semana Santa…) no tenía muchas ganas de darme una paliza. Intenté remontes pero no había hueco (mejor, el destino es más sensato que yo), me planteé una ruta con la KTM llanita para hacer km y estirar piernas peeero… la cabra tira al monte, así que me he cogido la Occam y me he ido un rato al Cerro del Viso, que me pilla relativamente cerca, a explorar trialeras desconocidas.
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Como siempre, he aparcado en Zulema, que implica empezar bajando y terminar subiendo, pero la alternativa es comerte varios kilómetros vacíos de pista llana sin aliciente. Ahí empieza la bajada del Barranco del Viso (🔷) sencillita pero un espectáculo en esta época del año y con un tramo de cresteo muy bonito visualmente. Llegados abajo, pista principal que bordea la montaña y subida por la Peña Rodada, dura por la pendiente, que enlaza a mitad de la otra subida, las Zetas del Viso y que nos deja en lo alto de la extensa planicie que corona el cerro.
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Luego vamos llaneando buscando la entrada a la trialera Larga del Viso, también llamada de la Piedra (🔺) que cogemos hasta una roca donde suelen practicar escalada y que, esta vez, tomamos la variante por su derecha, y empieza lo chulo. No tiene nombre en Trailforks, pero es un sendero con mucho flow, serpenteante entre los pinos y las paredes del barranco, que proporcionan apoyos en forma de peraltes naturales. Este tramo termina en la variante de la pista donde se coge la bajada al Serafín o Rocky Mountain (🔺), tomamos buscando el desvío alternativo, que encuentro con el rabillo del ojo tras un pequeño salto, así que vuelta atrás y a tirar por ahí, un sendero muy difuminado pero que nos lleva a una nueva zona curvas, peraltes, toboganes y dubis/saltos muy divertida.
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En uno de los árboles hay una tablilla clavada que reza “Senda Filomena” y poco después un tobogán tremendamente inclinado que termina en una curva muy cerrada en la pared de enfrente para continuar serpenteando. Una bajada para repetir más veces, aprendérsela y disfrutarla como se merece.
El sendero nos vuelve a dejar en la pista circular del cerro, que tomamos en dirección a las Zetas para volver a subirlas y de ahí a Zulema y al coche.
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